La Iniciativa Ciudades Emergentes y Sostenibles (ICES), que se puso en marcha en 2012, es una respuesta del Banco a las necesidades de desarrollo urbano en la región. El programa es crucial para el sistema agrícola, ya que muchas ciudades dependen de zonas rurales circundantes para el suministro de alimentos. Al promover el desarrollo sostenible en las áreas urbanas, se reduce la presión sobre las tierras agrícolas cercanas, se fomenta la producción local de alimentos y se mejora la eficiencia en la distribución y consumo. Además, al implementar prácticas sostenibles en las ciudades, se reduce la contaminación y la degradación ambiental, lo que beneficia a las zonas rurales y agrícolas en términos de calidad del suelo, agua y aire. El Programa tiene un carácter de asistencia técnica no reembolsable que brinda apoyo directo a los gobiernos nacionales y subnacionales en el desarrollo y ejecución de planes de acción de ciudades para abordar los principales obstáculos que impiden el crecimiento sostenible de las ciudades emergentes. Este enfoque transversal se basa en tres pilares: sostenibilidad ambiental y de cambio climático; sostenibilidad urbana; sostenibilidad fiscal y gobernanza.